miércoles, 2 de noviembre de 2016

POEMA.


Prospect Park. New York. Octubre 2016
Fotografía cedida por Hilario Barrero






















Si hay un personaje trágico en Hamlet de W. Shakespeare, ese personaje es Ofelia. Manipulada por su padre y su hermano en su propio beneficio, repudiada por Hamlet de quien estaba locamente enamorada, Ofelia es el eje principal de todas las intrigas palaciegas. Su carácter ingenuo no soporta las afrentas de unos y de otros y su muerte supone un punto de inflexión en la obra, especialmente en la actitud de algunos pesonajes. 
Este poema es mi pequeño homenaje. Tras ahogarse en el lago mientras cantaba, sin oponer resistencia a la muerte, Hamlet llora aquí su muerte:

                                              
Desperté del sueño, Ofelia, cuando ya la luz del cielo
contenía de nuevo el día.
Y soñé, Ofelia, que yo era tierra, aire, humo
y fuego líquido.
Soñé también que el tiempo
se abría en dos
y yo nacía de dentro engendrado por la muerte,
como la hiedra trepadora que rompe el muro
y lo atraviesa.
Soñé que había cisnes que lloraban en la orilla
pero tú, Ofelia, no estabas allí
ni de tu boca nacían nenúfares
ni tú escuchaste mis palabras
que brotaron de otro cuerpo.
Ya nadie vestirá de blanco aquí, Ofelia,
ni siquiera tú
que viniste al mundo para alumbrarnos
que fuiste peón en el juego de todos
que buscaste el abrazo
que te precipitó al vacío
y al que todos te arrojamos.
Sigue cantando, Ofelia,
que de tu boca nazcan flores
que sea tu cuerpo la luz del lago
y que todos nos pudramos
en este mundo de ambiciones. 

                                           Gema Estudillo

Publicado en la revista El círculo cuadrado.4
Editado por Pedro S. Sánchez.
Jerez de la Fra.