jueves, 20 de mayo de 2021

V.E.H.N, Love of lesbian


Gema Estudillo


El poder liberador de la música es a veces sorprendente. Aún recuerdo cuando un día de 2005 en Colonia, se estaba celebrando el Pop-Komm y yo escuchaba Einslive en la vieja radio estilo años 30 que compré en un rastro. Yo, por aquel entonces, era una trabajadora freelance que se recorría la ciudad en bicicleta y sobrevivía de impartir clases de español en bibliotecas y cafés y de prestar mis servicios de corrección en pequeñas editoriales.

Como una mañana cualquiera de un día gris cualquiera, yo corregía pruebas en la mesa de la cocina cuando, de repente, sonó la música de aquel grupo de nombre extraño, “Love of Lesbian”. Las primeras notas de la batería ya me hicieron levantar la cabeza del trabajo. Sonaba “ Houston, tenemos un poema”. El sonido era fresco, sin pulir demasiado, aún sonaba a banda recién salida del local de ensayo con un toque british . Luego vino la letra de sus canciones, naïf, contemporánea, imaginativa, onírica… Desde aquel momento, seguí todos sus trabajos. Acogí con ansia Cuentos chinos para niños de Japón y 1999. Escuchaba la banda en la multitud de viajes que emprendí en aquellos años. Fue la banda sonora de mis estancias en Frankfurt, Sevilla, Jaén, Málaga… Lugares a los que el destino me llevaba en calidad profesora errante. Utilicé sus letras muchas veces en clase. Me acercaban a la literatura fantástica, a cierto modo infantil de ver las cosas y seguir apegada a ellas. Me recordaba a los poemas de Gloria Fuertes, a Lewis Carrol, a Saint Exupery, ese modo inverosímil y humorístico de enfrentarse a los problemas del mundo adulto, esa visión pura de las cosas. Era una música vitalista y optimista y así fue hasta “El poeta Halley” ( 2012 ), cuando el sonido de su música empezó a sonar más maduro, menos brillante, más sofisticado, y las letras, más sentimentales y dulzonas. Celebré el anuncio de la disolución del grupo tras el estrepitoso y mal organizado concierto en Cádiz en 2016. Tras muchos años de giras sin descanso y macroconciertos, la descoordinación y el cansancio les pasaba factura. Canciones de su entonces nuevo disco como Planeador o Cuando no me ves sonaron muy alto pero muy mal. Claramente, la banda se merecía un descanso. 

Ahora, en plena pandemia, asistimos al lanzamiento de su nuevo trabajo y al experimento Covid de celebración de actos masivos seguros, con mascarilla, distancia y todas las medidas de seguridad. Tiempos extraños para vibrar sin emoción. V.E.H.N Viaje épico hacia la nada ( 2016 ), como se desprende de su propio título, viene cargado de escepticismo y de nihilismo. Con un ritmo más pausado, melódico y melancólico, sus letras se han llenado de un léxico oscuro y negativo “ no”, “nunca”, “ nada”, “adiós”, “ Calla”, “ queja”, “ dolor”, “ alma congelada” ...preguntas retóricas: “ ¿ con qué noticia empiezo hoy?. Crisálida es una canción sin ritmo, poco trabajada o trabajada con desgana, en la que la letra adolescente está plagada de lugares comunes. Sesenta memorias perdidas, Escuela de danza aérea, El sur son canciones sin garra, sentimentaloides. Dan la sensación de que, tras un descanso de 4 años, no parecen volver con mucha ilusión. Los versos del El sur  “he perdido el norte/ oblígame a creer” podrían ser testimonio de ello.