Ediciones Baile del sol
Islas Canarias 2010
Gema Estudillo
Cuando vi por primera vez el documental de Uberto Stabile que completa la visión de esta antología de la poesía mexicana en la frontera norte, lo primero que pensé fue : ¡ qué lugar tan poético!. Y pensé que así debía de ser la Comala de Juan Rulfo o la Santa María de Onetti. Un lugar en tierra de nadie, un lugar en el que las coordenadas espacio - temporales son familiares, son reconocibles pero al mismo tiempo están inmersas en su propio proceso de evolución. Un lugar real que podía haberse extraído de la imaginación. Y a medida que avanzaba el documental yo me preguntaba por qué en un lugar así había tanta poesía, se vive tanta poesía y a la vez, buena poesía. Si es que acaso la poesía cumple allí una mayor función social comparada con la poesía en otros lugares. Si el elemento social que conforma la poesía tiene allí mayor peso que el estético. Si es la búsqueda de la belleza lo que les motiva porque ellos no consideran que viven en un lugar bello, a fuerza de querer imitar a otros o de sentirse encandilados por el espejismo yankee.
El profesor argentino Walter Mignolo, uno de los máximos representantes de los estudios descoloniales o poscoloniales en los años noventa, ha trabajado durante años en el análisis de lo que él ha denominado “ el pensamiento fronterizo” o “ la colonialidad del ser”. Estos lugares, en los que expansión colonial les negó la posibilidad de razón, de pensamiento y de proyectar un futuro, son lugares en los que, debido a su historia, a su memoria, al dolor de sus víctimas, a la diversidad de lenguas y al crisol de pueblos, costumbres y saberes que integran, generan lo que se ha denominado “ un paradigma otro”, que no es más que un espacio diferente de los espacios que tienen a ambos lados ( en este caso, México y EEUU ). Se reconocen por las características de aquellos que están a ambos lados en la misma medida en la que también son conscientes de sus diferencias. “ El pensamiento fronterizo “ según Mignolo surge de los desheredados, de dolor y de la fractura de sus historias, de sus biografías y es ese nuevo paradigma, a medio hacer, el que les proporciona una nueva perspectiva en la que reconocerse. Es lo que en definitiva se ha dado en llamar en el caso de la frontera mexicana “ el tercer estado “. Son los bordes de uno y otro los que le otorgan su verdadera idiosincrasia. La necesidad de desviarse, de distinguirse de uno y otro. Y es en este punto se entiende que un lugar así, a medio hacerse, debe de necesitar mucha poesía.
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