Carla Badillo Coronado (Quito, 1985)
poeta, escritora, periodista y traductora autodidacta; actualmente vive en
Lisboa. Ha publicado los poemarios: Belongings / Pertenencias (Los
Ángeles, 2009); Partituras Incompletas (apuntes
de música y otras obsesiones (Cuenca,
2013), y El color de la granada (Madrid, 2016). En
ficción ha publicado la novela breve Abierta sigue
la noche (Quito, 2016), difundida con la Campaña Nacional de Lectura
Eugenio Espejo. Ha colaborado para diversas revistas dentro y fuera de su país;
y textos suyos han sido traducido a varios idiomas. Ha ganado varios
reconocimientos literarios como el Premio Nacional de Poesía César Dávila
Andrade 2011 y el XXVIII Premio Internacional de Poesía de la Fundación Loewe,
a la Creación Joven. Mantiene una librería en Saturno, al resguardo de SUN RA,
músico de free jazz y profeta del afro-futurismo. Fascinada por lo híbrido y lo
fragmentario, se sumerge en diferentes ramas del arte, la traducción y las
experiencias de viajes. No obstante, es en la exploración de la música, la improvisación
y la performance donde encuentra la posibilidad más genuina de rebelarse contra
la tiranía de su propia mente.
ESCENAS NOCTURNAS
Voces estallan en el lugar de las apariciones
Estoy en la barra de E Tutto Qua
Kerouac y Cassady me miran a través de la ventana
Se abrazan como en los viejos tiempos
Una limosina estaciona en la esquina
Dorgee, el mendigo, maldice a los que bajan
Roaring 20´s ofrece
placer en letras de neón
Es septiembre, pero adentro los viejos verdes celebran
[Halloween.
Una bruja en topless hechiza a un turista clase A
Mientras afuera, en medio de la niebla,
Dorgee sigue maldiciendo la limosinas
en las que él jamás se subirá.
( De Partituras incompletas
Universidad
de Cuenca, Ecuador, 2013)
DERRAMA WHISKY SOBRE TU AMIGO MUERTO
No
sé si mañana estaré aquí,
pero
en todos los sitios mi voz será la misma.
Raúl
Núñez
Raúl Núñez
bienvenido
aquí nadie te conoce.
Sé que tampoco te importa
y menos hoy
que te llevaré de mi mano
a recorrer los no-lugares.
Vamos a pasear, Raúl,
también en mi ciudad
hay aquello que te gusta:
putas
whisky
y perros callejeros
hambrientos de amor.
No iremos a buscar libros
porque no tengo un centavo
voy contigo hoy me basta.
Pero te ofrezco poesía
de la que te encanta
escrita entre orines
escrita entre orines
de calles angostas y largas.
¿Te fijas cómo nos miran, Raúl?
no les hagas caso
te advertí que no te conocían.
Ellos jamás han comido un cannabis flan
ni han cantado baladas de ángeles náufragos
ni han visto a Mick Jagger entre el humo
ni se han emborrachado con Jesús de Nazareth
ni se han preguntado qué ha pasado con Jack Kerouac
ni conocen a la verdadera madre del hijo de Dylan
Thomas
ni les da asco beber la sangre marrón
que abriga un feto de lata de Coca-Cola.
Vamos, Raúl,
vamos a despertar a los muertos
y una vez desempolvados
les contamos que sobrevivió el poema.
¿Escuchas, Raúl?
son llantos de niños recién nacidos
y sus cunas son bolas de fuego
o inmensos cubos de hielo
(ya no hay puntos medios desde
que fuiste a cabalgar la noche).
Sí, Raúl, hace cinco minutos hacía calor
y ahora la lluvia empieza a mojar
nuestros disfraces.
Conozco un viejo Café en el centro
donde podemos guarecernos.
No es como el Cavaller de Neu
en el que te recibía Uberto en el ’91.
Nadie nos tomará una foto
pero al menos estaremos protegidos
mientras bebemos whisky
y me hablas de María
y de alguna novela negra.
Y luego, Raúl,
escribiremos juntos:
EL FUTURO ES UN EPÍLOGO
en el espejo del baño.
Después huiremos.
Pero antes me pedirás
–con tu acento porteño–
que lo haga...
y a mí me temblará la mano.
¡Hacelo, Carla!
¡Hacelo de una puta vez!
y yo te abrazaré fuerte
y te diré casi llorando:
No, Raúl, lo siento
yo
no puedo derramar whisky sobre ti.
( Publicados en la antología Hey Jack Kerouac. La huella beat en la poesía en lengua española. La oveja negra, 2018 )
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