miércoles, 2 de enero de 2019

MONIKA RINCK. Traducción de Gema Estudillo

MONIKA RINCK

Nació en Zweibrücken, Alemania, en 1969. Estudió Teología, Historia y Literatura comparada en las universidades de Bochum, Berlín y Yale. Poeta, ensayista y profesora. Ha recibido numerosos premios por su obra literaria entre los que destacan: el prestigioso premio literario Prenzlauer Berg o el Premio de Arte de Berlín de Literatura.Dentro de su obra poética, la mayor parte de ella experimental, cabe citar: Neues von der Phasenfront, 1998; Verzückte Distanzen, 2004 y Begriffsstudio 1996-2001. Para Alexander Gumz “Rinck es poeta docta que combina con confianza reflexiones lingüísticas, el romanticismo y la cultura popular, Rilke, Johnny Cash y el andar en bicicleta, junto con un poco de biología aplicada…” Rinck es observadora perspicaz de la realidad que conoce bien el cánon estético clásico. En su obra se aprecia una mezcla entre la sólida formación técnica y la búsqueda de nuevas formas y caminos experimentales, una mezcla de romanticismo y cultura pop que dan como resultado una poesía fresca y natural bien asentada.

Trad. del alemán: Gema Estudillo

PASADO

Ah el viejo cuaderno escolar
con mis redacciones en francés
"Mes vacances": mis vacaciones eran muy bonitas
je suis allée a la plage (con dos ee
el verbo être debe concordarse), j'ai beaucoup
nagé y entonces yo terminaba con la puesta de sol
en el mar y buscaba gaviotas en el diccionario

Las correcciones en rojo y el passé simple
escribir cien veces nous fûmes vous fûtes ils fûrent
las tardes soleadas
y madame Denise diciendo: Toi ma petite
con el rostro de un sargento, enrojecida de enojo
la cara (tengo demasiadas células sanguíneas, faites
                            [ attention)
y una mirada que desmentía todo
rebosante de ternura

Y las reglas aprendidas de memoria, las terminaciones
verbales a i s, a i s, a i t,
las horas extras de estudio y al final de la tarde
los pupitres inundados de sol
las monjas que vigilaban distraídas con el salmo
y yo, soñando , frente al libro abierto
once upon a time there was a little boy
y las ecuaciones de tercer grado con una
incógnita

Ah las tardes brillantes, cuando era bueno
ser bueno, no era el cuadrito religioso, ni siquiera el
                                                                       [caramelo
era la palabra amable la que me acariciaba por dentro
las batas blancas salpicadas de manchas
de acuarelas y el cinturón azul, que yo llevaba siempre
                                                                       [más largo
para parecer atrevida


Las escaleras de madera crujiendo
al ritmo de los pasos, incluso veinte años después
puedo sentirla
todos nosotros colocados en filas de formación gritando:
"Presente", aquello me parecía lógico y correcto
                                                                         [entonces
como la oración en la capilla o leer las epístolas
(desde San Pablo a los Corintios:
“ Sucedió, que por aquellos días ...” )
tiene una voz agradable y lee muy bien, y
tenía que enderezar mi cinturón para poder
sentarme bien en el banco
a la derecha del padre

Y el encanto de la confesión
las voces susurrantes a través de la madera fina
celosía que oculta las ofensas
el olor de los suelos lustrosos y la cera de la vela
y cuando dejé de creer en los pecados
y descubrí que las palabras no consiguen
y que era inútil
inútil una celosía.

Ah, noches de insomnio a veinte años de distancia
once upon a time there was a little boy
and he went up on a journey
there was a little girl, une petite fille
hay una niña pequeña, una petite fille
y el Passé Simple, qué simple parecía el pasado

Au clair de la lune
mon ami Pierrot
Prête-moi ta plume
Pour écrire un mot

Escribir una palabra
una sola
a la luz de la luna
y pedir concordancia como una caricia
Elles sont parties,
les mouettes
 ( Aparecido en el número 3 de la revista Alameda 39 )


EL PERFECTO EXCESO

Querría un poema de respiración tensa
e impúdica.
Con la elegancia redonda de las mujeres barrocas
y todo el reverso de un fino arbusto.
Un poema que Rubens, si lo viera, se muriera de envidia
desde un abismo de trescientos años
su cuerpo espléndido desparramado sobre el diván
sus brazos desnudos extendidos
con preciosas (preciosísimas) pulseras
Y allá arriba un angelito
en su pequeña hornacina de nubes,
que lo protege, dulcemente.
Así querría un poema.

Todo incluso más que los cánones griegos
del equilibrio.
Un poema hecho de excesos y cubierto de oro
y sin embargo hermoso en su abundancia oscura
y mística
Ah, cómo me gustaría un poema que fuera diferente
a la pureza del granito y a la pureza del blanco
y a la transparencia de las cosas transparentes.
Un poema que se regocijara en tormento.
un gran rododendro color sangre
Una avenida entera de rododendros, por donde pasara
el viento, hasta que se parara deslumbrado
y completamente arrobado. Se quedaría allí, atrapado en el tintineo
de sus preciosas (preciosísimas)
pulseras.

Desnudo, con formas redondas, así querría un poema.
Una contrarreforma del silencio.

Música, música, música que llene su cuerpo
y flores y serpientes enredadas en el pelo
Y una fuente de maravillas polifónicas
que se escurran entre los dedos.
Echado en un diván de terciopelo
su desnudez redonda y completa
haría palidecer a los grifos y a las sirenas.
Y los pobres templos de líneas tan puras y sobrias
temblarían de miedo, bajo el resplandor
de su mirada. De El dorado.

Música, música, música y la explosión del color.
Una ojeada desde el abismo de trescientos años,
un Murillo enmudecido al ver qué simples eran
sus ángeles
junto a los ángeles desnudos de este poema
que en armonía con las demás
estrellas rubias
cantan salmos de amor y exceso perfecto.

Góngora palidecería, como los grifos
de hoy, asombrado.
Esta contrarreforma del silencio.
La mano tendida frente al cielo, llena
de nada.

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